La autorregulación es la capacidad que tienen todos los seres vivos de estar en contacto con sus necesidades básicas y buscar su satisfacción. Para mantenerla viva hay que estar lo mas libre posible de todo miedo y contracción.


Cuando un bebé nace nos parece totalmente desvalido. Pero, si nos fijamos bien, tiene todo lo que necesita para sobrevivir felizmente (si su madre le escucha y atiende sus demandas). Cuando no está en brazos de su madre, llora. Cuando tiene hambre, busca el pecho. Si no lo encuentra, llora. Cuando se sacia, deja de comer. Cuando vuelve a tener hambre, busca el pecho. Cuando tiene sueño, duerme. Cuando tiene ganas, hace pis o caca. Cuando algo le altera, se descarga llorando. Lo hace todo. Sólo hay que acompañarle, dejar que siga sintiendo sus necesidades y no negarle el derecho a satisfacerlas.

Según crece, las necesidades se vuelven más complejas. Ya no es sólo estar en contacto con mamá, comer, dormir… El interés por explorar su cuerpo, su entorno y la interacción de su cuerpo en ese entorno es cada vez más evidente. Por eso todos los niños acaban cogiendo cosas, sentándose, comiendo solos, andando, hablando… Por más que nos empeñásemos en que no sucediese, lo seguirían aprendiendo.

Pero hay algunos aspectos en esa evolución natural que nos preocupan especialmente. No los creemos capaces de alimentarse adecuadamente. No los vemos capaces de convivir en sociedad. No los vemos capaces de aprender. No los vemos capaces de independizarse. Y por eso nos esforzamos en repetirles una y otra vez que hay que decir gracias, que hay que limpiarse las manos, que hay que acabarse el plato, que hay que estudiar, que hay que dormir solo… ¿Por qué?

Seguramente, porque nosotros no fuimos autorregulados (ni nuestros padres, ni los suyos…) y es difícil que nos salga de forma natural. Pero la autorregulación funciona, en todos los ámbitos. En Donyets lo llevamos comprobando 22 años.

El espíritu que preside y ha guiado la actividad de Donyets sigue siendo el mismo, antes y ahora: Confianza en las capacidades naturales de los niños y jóvenes para desarrollarse, tomar decisiones, organizarse como grupo, desplegar su inteligencia abierta y adaptativa… Para ser ellos mismos.