Necesitábamos un entorno natural, amable y vivo, como los propios niños y niñas. Se ha ido transformando con nosotros y lo seguirá haciendo.


Ahora mismo, en el gran espacio de Donyets hay dos casas. También tenemos una cocina anexa, una sala de carpinteria, una piscina, un estanque en el que viven ranas, un huerto, un gran arenero, montones de árboles (muchos plantados por nosotros), una zona de fuentes junto a un espacio de tierra que se convierte en barro con facilidad, columpios… Y un gran jardín, amplio, abierto, con poco asfalto, sin apenas intervención... Lo dicho, tan natural como los propios niños y niñas. Y eso nos permite correr libres, convertirlo en pista de juegos o en zona de acampada. Ah, también encontrarás varias cabañas repartidas por todo el espacio, que han ido construyendo algunos grupos, pero no sabemos cuánto tiempo las mantendrán ahí.

No se separa a los niños y niñas en diferentes aulas según una clasificación (edad, inteligencia…). Todos comparten los espacios comunes, permanecen juntos y se relacionan en muchas y diferentes ocasiones. Van y vienen, entran y salen como quieren.

Gracias a esto, disfrutamos de un grupo heterogéneo, que tiene un alto valor pedagógico y social. El nivel de relación y respeto bidireccional nos enriquece a todos. Entienden la diversidad y tienen en cuenta al otro como persona cercana, diferente y única, más allá de la edad o de otras circunstancias.